
Cuando un ciclo se cierra es algo muy bueno, significa madurez en los procesos de la vida, la perfecta armonía con el universo, es la ley de causa y efecto que aplica directamente sobre nosotros, no hay que preocuparse, hay que agradecerlo, significa que estamos listos para el siguiente nivel para un nuevo comienzo y ese cambio viene envuelto de todas las cosas que aprendimos, soltamos y superamos en la etapa anterior. Recordemos que ningún estado es permanente, todo es transitorio como el ciclo natural de la vida. Hay que volver a trabajar la tierra y sembrar para que germinen las nuevas cosechas y poder disfrutar de lo nuevo, del ahora.

Insisto en abrazar el cambio y todo lo que conlleva y sobre todo en tener la certeza de que todo tiempo futuro tiene que ser mejor, mucho mejor ya que estamos hecho de nuestras experiencias y la capacidad de reinventarnos en cada momento. Tú siempre eliges como quieres asimilarlo, puedes permitir que las malas experiencias te dominen y seas un ser rencoroso y contagiado de angustias y sufrimiento, o puedes enfocarte en toda la sabiduría que se adquiere y que los malos momentos que pasaste sirvan de frustración creadora de un presente-futuro mejor que te permitan ser tu mejor versión.
